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jueves, 1 de enero de 2015

Mensaje

El teléfono en la mano... y en el pecho una sensación de estrujamiento, sólo por pensar en escribirte un mensaje...
Pienso en todo el tiempo que pasó desde la vez que pude haber causado una buena primer impresión y en las circunstancias poco favorables que hicieron que cual fuera q haya sido esa impresión, no tuviera el peso suficiente para dejar una marca legible, bella o importante.
Casi dos años de esa rara vinculación entre tu liviandad y mi insistencia que no dicen NADA y dejan a la vez una pregunta que sólo puedo hacerme a mí misma.
Me enoja que esa pregunta tenga tu cara
Me frustra que esa pregunta suene con tu voz
Me decepciona no tener una respuesta para darme...

Me doy cuenta que es inútil el manojo de palabras desordenadas que hubiera podido decirte y obtener tu silencio como respuesta.

Apago el teléfono y escribo en otro lado un mensaje para mí misma: NO LO HAGAS